marzo 08, 2006

Derrotist Manifesto (del editor)

Si perder es ganar un poco entonces hemos ganado, poco, en algo. Y en qué hemos ganado? Cual es el logro filosófico que se encuentra tras una derrota que pudo ser un empate o al menos una victoria mediocre? Qué es una derrota cuando tenemos gente bien ubicada en la cancha con propiedad y suficiencia, algunos errores individuales ocasionales, algunas malas decisiones técnicas, algunos pases mal logrados y unos bloqueos malparados? Que se gana en una derrota?

Pues bien, como cronista invitado he ganado mucho en qué pensar respecto a como plantear la derrota después de tanta retórica y pintoresco derroche del castellano puesto en las victorias de otrora. He ganado en memoria porque, justo ahora, regresan los comentarios de varios equipos en la página de la COFOL1 diciendo que no éramos invencibles y manifestando de cómo nuestro único valor agregado era la presencia del surfer calavera en nuestras filas. He ganado en humildad porque he visto como en cuestión de 30 minutos se desvanece la seguridad absoluta y se llena de visiones pseudo-trágicas el futuro, preocupándome por cómo plantear una nueva derrota en caso de que esta llegase.

Pues bien. Humildad a mi, diré en nombre del quinceno bilioso que no nos rendimos ante las adversidades y que regresamos a los más puros estándares de nuestra filosofía en donde lo que nos importaba era llegar cargados de un espíritu profundamente hedonista y fiel a Baco a cada encuentro, seguros de nuestra derrota, seguros de nuestra capacidad abstracta y nuestro triunfalismo ficticio que hoy por hoy no nos ahoga sino nos sublima en posibilidades remotamente próvidas de salir de nuevo campeones de estas justas futboleras, como lo hiciéramos sin decoro y proyección en el paso efímero y brillante de los pasados meses de octubre y noviembre.

Nos manifestamos abiertamente como deportistas descarados e irreverentes que no dudaran en privilegiar la pata ventiada y la sangre derramada del enemigo, cargada de emanaciones nauseabundas de nuestras ingestas etílicas recientes, antes que buscar con desespero una victoria en un torneo de un deporte en donde fue claro desde el principio que no éramos especialmente prolíficos o talentosos. Nos alzamos orgullosos enarbolando con certeza que perdimos en nuestra ley como mediocres patriarcas del balompié, y los antagonistas predilectos del toque-toque y la armonía sinfónica de otros equipos, manteniendo nuestro status independiente y atípico en el arte del balón, y desafiando a todo aquel que creyere poder vencer en nuestra valía absoluta como pináculo del desorden y la desfachatez mejor organizada.

Hoy llamamos a todos aquellos que se hubiesen desmayado alguna vez, enlagunados y ebrios, sobre sus propias sustancias estomacales. Hoy convocamos a todos los fervientes creyentes en los antivalores sociales, la degradación de la nueva generación, la mediocridad irresponsable que florece todos los días y especialmente los fines de semana y en las salas de los apartamentos de los amigos. Hoy exhortamos a todos aquellos que no madrugaron nunca para un partido, que nunca fueran elegidos por los apuestos y talentosos capitanes de sus colegios para ser parte de los equipos, a todos los que no se preocuparon más por el fútbol de lo que se preocuparon por beber a escondidas de sus padres una pilsen o una clausen, a que se alcen con nosotros como paladines de su causa. A que nos permitan la ligereza de ser los candidatos de su filosofía. A que crean en nosotros no como futbolistas sino como iguales, seguros de que al final de este torneo habremos participado, quizás ganando, quizás perdiendo, pero sin nunca jamás haber jurado en falso en el nombre del cigarrillo, el alcohol y la vida simple y las alegrías pasivas, antideportivas y profundamente dionisiacas.

En esta derrota recordamos quienes somos, ganamos en identidad, negamos tres veces el nombre de todo Maturana antes de que cante el gallo y nos crucificamos por la sangre de Amarillo, acompañados de su profeta, al unísono y en franca congregación. Es el tiempo en que tiemblen enemigos y contrapartes, porque peor que no poder ganar, es poder vencer a quienes nada tienen para perder.

En nombre del altísimo Amarillo, el Surfer Calavera que se encuentra a su lado y el espíritu beodo y por los siglos de los siglos, amén.

8 comentarios:

El Chico de la Tapa dijo...

Nada, que el ánimo no decae y que a lo mejor Amarillo estaba enguayabado ese día y nos nos pudo dar una mano.

El Chico de la Tapa dijo...

De hecho, si leen el último post de amarillo se darán cuenta de que a él también le está pesando la vaina.

Anónimo dijo...

Wow!! Bueno, luego de tan profunda crónica y exhortativa a volver a nuestros principios, me permito pedir a Amarillo que este próximo encuentro podamos estar más consagrados a su sangre y a sus enseñanzas. Jeje.

Anónimo dijo...

o sea que sí es Balón lo que Juegan? y no futbol. .
y el reporte de la tabla?

Mr Brightside dijo...

Sonó casi profetico esto...

Mal Ladrón dijo...

Sí, Amarillo anda melancólico. eso se tiene que manifestar de alguna forma en sus seguidores.

Juliette dijo...

Pues,que se exprese apunta de consagración de su sangre; como una especie de REconversión.

Ciudadano Tipico dijo...

uy--- ehhh y ... que gracias ! :)